Rebuscando libros en la biblioteca –algo que tanto me gusta hacer– me encontré con este libro. El título me llamó la atención porque estoy escribiendo una historia cuyo protagonista también quiere ser un héroe. Lo cogí prestado para leerlo porque me interesaba ver qué planteamiento hacía el autor de este tema en el que yo ahora estoy metida.
El libro cuenta cómo Luis, un niño de unos 8 o 9 años, se da cuenta de que su familia es pobre porque su padre ha perdido el empleo.
Sin entrar en elucubraciones psicológicas ni mucho menos en lecciones morales, el libro plantea el proceso que vive el niño y el cambio que sufre. Al inicio de la historia, Luis quiere ser un héroe para salvar a la humanidad igual que lo hace el Justiciero Volador, el protagonista de sus cómics favoritos y al que admira. Según avanza la novela, a través de distintos indicios, él se va dando cuenta de que su familia es una de las que necesitan ser “salvadas”. Y lo será, gracias al propio Luis y al resto de compañeros de su clase quienes, a propuesta de la profesora, preparan unas cestas de alimentos para familias necesitadas. De alguna manera, el protagonista al final se convierte en el Justiciero Volador –para ello el autor utiliza el símbolo del disfraz– pero es un héroe diferente del que él inicialmente imaginaba.
Creo que esta novela plantea una reflexión interesante acerca de lo que significa ser un héroe. El autor parte de la figura del héroe de ficción, encarnada en el Justiciero Volador, que resulta muy cercana al público infantil, para contar cómo el protagonista cambia la idea utópica que tenía del héroe y llega a comprender, por experiencia propia, lo que implica enfrentarse a un monstruo mucho más cercano de lo que él pensaba, la pobreza.
Una de los aspectos que más me gusta del libro es el tratamiento de esta realidad, sin paternalismos ni condescendencia. El autor no disimula el drama de la situación pero tampoco se regodea en ella como si fuera un espectáculo o una realidad que contemplar desde fuera, como creo que muchas veces se tratan este tipo de temas. S. Trudel aborda la pobreza desde dentro, a través de la narración en primera persona. En todo momento vivimos la historia desde los ojos del protagonista, vamos conociendo su realidad a medida que él va descubriéndola, y esto nos genera empatía con él.
Este narrador, unido a la sencillez de las acciones de la historia, permiten mostrar un proceso de enorme profundidad psicológica pero que resulta cercano y entendible para los lectores a quienes va dirigida la obra, niños mayores de 8 años.
El libro se publicó en España en 2008, es decir, al inicio de la crisis económica, y ahora resulta desgraciadamente muy actual. Es cierto que la pobreza ha existido siempre en nuestra sociedad y, desde luego, existía antes de la crisis pero en los últimos años esta situación se ha hecho más frecuente para muchas familias que quizá nunca habían pensado que en algún momento pudieran llegar a vivirla, como le ocurre a la familia de esta historia. Este planteamiento de que nadie está inmunizado frente a la pobreza es otro de los temas que sugiere la novela.
En definitiva, es un libro que me ha emocionado ya que cuenta una historia aparentemente sencilla, con pocos elementos, los justos para contar lo que quiere contar, pero de una gran profundidad y que plantea muchas reflexiones. ¿Qué más se puede pedir?
5 diciembre, 2015 en 9:55 am
Enhorabuena, escribes muy bien, es genial leerte. Maravilla «El niño que soñaba con ser héroe»
13 mayo, 2020 en 10:41 pm
Lugar donde suede la historia donde fue