Dice Luis Landero en las primeras líneas de El huerto de Emerson: “Cuando uno no sabe qué escribir, cuando la imaginación flaquea, cuando el alma se apaga y se embrutecen los sentidos, y cuando aun así uno siente la necesidad de escribir, siempre queda la posibilidad de abandonarse a los recuerdos. En nuestro pasado está todo cuanto necesitamos para encender el fuego de la inspiración”. Esta sugerente frase es sólo un aperitivo de lo que viene después, una novela excepcional sobre la memoria y la necesidad de contar y escuchar historias.
Leyéndola me acordé de El cuento (de Sapo y Sepo son amigos) en el que Sepo, preocupado porque ve a su amigo Sapo “más verde de lo normal” le recomienda meterse en la cama mientras trata de contarle un cuento. Pero a Sepo no se le ocurre ninguno. Sigue leyendo