Últimamente he estado siguiendo la información sobre las mujeres, en su mayoría chicas jóvenes, de El Salvador que han sido encarceladas por abortar, incluso por sufrir abortos espontáneos. Por el cariño que le tengo a este país y por el tema del que se trata, es algo que me impresiona y me indigna mucho.
De los casos que se han conocido me ha conmovido especialmente el de Evelyn Hernández, una joven que quedó embarazada a causa de los abusos de su progenitor. El 6 de abril de 2016 tuvo una hemorragia y sufrió un aborto espontáneo.
En un país en el que el aborto está considerado un homicidio, ella ha pasado 33 meses en prisión hasta que por fin, esta semana ha sido absuelta y ha quedado en libertad. Es una historia que no tiene ninguna lógica: la víctima es la condenada y encarcelada. Es una historia completamente absurda. De un absurdo cruel e inhumano.
Me emocionó en especial su caso porque la fecha en la que ella sufrió el aborto espontáneo, es la misma -teniendo en cuenta la diferencia horaria- en la que yo daba a luz. Ese día que mi hijo venía a la vida y que para mí comenzaba una nueva vida, al otro lado del charco, para otra mujer comenzaba una pesadilla, una tortura que ha durado 3 años y medio, el mismo tiempo que tiene mi hijo. Este paralelismo, esta dualidad, de alguna manera me ha hecho que sienta una conexión y una empatía, aún mayor, con Evelyn y con las otras mujeres que siguen encarceladas, víctimas de una legislación restrictiva y contraria a los Derechos Humanos. Una legislación de un asunto en el que si los protagonistas fueran hombres, estoy segura de que ya estaría despenalizado desde hace tiempo.
Si algo positivo ha tenido la historia de Evelyn es que su tragedia injusta se ha convertido en un símbolo de la lucha de las mujeres en defensa del aborto y, por tanto, de sus derechos. Y por otro lado, su caso ha servido para dar a conocer esta realidad internacionalmente.
Espero que la sentencia de absolución de Evelyn constituya un paso para cambiar esta realidad en El Salvador. Esto se irá viendo con el tiempo. Si es así, desde aquí celebraré que el 6/7 de abril de 2016 en mi querido “pulgarcito de América” también habrá sido el comienzo de una nueva etapa para muchas mujeres.