Últimamente tengo poco tiempo para leer. Entre los cuidados del bebé, el trabajo y las tareas domésticas los únicos momentos que puedo dedicar a la lectura son los viajes en el Metro. Como tengo tan poco tiempo, lo disfruto mucho, muchísimo.
Ya desde que voy bajando las escaleras, paso por los torniquetes de entrada y espero el tren, mi mente va preparándose para los minutos de lectura que tengo por delante. Sigue leyendo